La segunda edición del Festival Murmura tuvo entre sus invitados al ilustre guitarrista y compositor Pancho Varona.
Emplazado en diferentes municipios de la Alpujarra almeriense, el festival se componía de una serie de conciertos (a lo que estamos acostumbrados, lo que entendemos por festival de música), más diversas experiencias para todos los gustos. Y no solo gustos musicales, ya que parte del atractivo de estas experiencias residía precisamente en la degustación de productos de la tierra, acompañados por diferentes actuaciones.
Nos desplazamos entonces hasta la bodega Cepa Bosquet, en la localidad de Fuente Victoria, para ser testigos de la maestría y el saber del legendario Pancho Varona. A las 12:00 del domingo 22 de mayo, en estas latitudes, cabría esperar un sol de justicia. Ciertamente lo había, pero la excelente organización del festival logró protegernos a todos al tiempo que mantenía una misma estética en las diferentes localizaciones. Podéis comprobarlo en esta aftermovie en YouTube del año pasado, mientras preparan la de esta edición, o en los videos que van colgando en sus otras redes sociales como Instagram, Twitter o Facebook.
«de repente, un tío entre los viñedos con una guitarra»
Con un buen vino para todo el que quisiera y algo de aperitivo para acompañar, salía, como el mismo se describió: «de repente, un tío entre los viñedos con una guitarra». El habitual acompañante de Joaquín Sabina (hace 40 años que gira con él, y se encuentra celebrando esta efeméride) recapituló antes de comenzar mientras tomaba asiento: “he debido de dar unos 5000 conciertos, algunos en sitios paradisíacos y curiosos. Y este, sin duda, es uno de los más paradisíacos y curiosos”. Más tarde en la actuación, alentado por la presencia de perros en la finca y entre el público, describiría de nuevo el lugar como una mezcla de Woodstock (por el buen rollo, la gente joven, y estos animales) y Falcon Crest (por las grandes extensiones verdes de cultivos).
CONCIERTO
Siguiendo con la estructura de su serie de vídeos “Lo que nadie sabe” (de las canciones que todos sabemos) publicados en YouTube, el artista pasaba a comentar la historia detrás de las canciones que iba a interpretar para deleite de un público que de sobra conoce los temas, pero no las curiosidades asociadas a ellos.
La exquisita selección de canciones incluye algunas olvidadas hace mucho por Joaquín en sus directos, y, como no, algunos de sus más grandes éxitos atemporales.
El “flaco” de Madrid, ataviado con su guitarra y su bombín, abría el espectáculo con la conocida Más de cien mentiras, que consigue mantener en sus asientos a los ilusionados espectadores bajo la tentación de otra copa de vino a tan solo un par de metros.
Con su particular sentido del humor, presenta Ahora que…, canción que da comienzo al exitoso álbum 19 días y 500 noches. Para La canción de las noches perdidas, Pancho necesitaría un par de pinzas que sujetaran sus apuntes del viento, necesario, que nos refrescaba del calor en el valle de Sierra Nevada.
Rescatada de la banda sonora de la película Sinatra (1988) (donde el propio Sabina tiene un papel): ¿Quién me ha robado el mes de abril? Algo no debió ir del todo bien cuando no volvieron a proponerles hacer nuevas bandas sonoras.
Sobre una letra que Pedro Guerra (presente también en esta edición del Murmura) entregó a Pancho para musicalizarla, Sabina decidió conservar algunas partes y modificar el resto para adueñársela. Así, Joaquín le robó Ruido al cantautor tinerfeño.
En este punto, nos cuenta la historia detrás de cómo conoció a Sabina y terminó trabajando con él. En ese tiempo, Joaquín solía actuar en La Mandrágora con el maestro de maestros: Javier Krahe, y “El Trovador Paisajista”: Alberto Pérez. La anécdota incluye cómo escuchaba junto a su hermana el disco “La Mandrágora” a todas horas, cómo se levantó un día para comprar la guía del ocio y buscar la sala para conocer a esos tíos, y cómo Krahe no quiso tocar con él. De entre las canciones del disco, la que impulsó estas acciones fue Pongamos que hablo de Madrid.
Siguiendo con su hermana, cuenta cómo dejó en excedencia su trabajo en un ministerio para codearse con los famosos que conocía él, y escribirles canciones. De ellas, destaca No me importa nada, compuesta por ambos para Luz Casal. Más tarde, su hermana volvería al ministerio.
Peces de Ciudad es la única canción a la que pueden ponerle fecha exacta de su creación, y es una de las historias más íntimas entre Varona y Sabina. Un día antes de la inauguración del parque Lima, se encontraban los dos en un hotel de la capital peruana, y allí pasaron la noche componiendo la que sería una de las más bonitas canciones del repertorio de Joaquín y una de las favoritas de Pancho.
Ya terminando la actuación, deja claro que tras Contigo no iba a hacer el numerito de retirarse del escenario para volver con la siguiente, por lo que nos quedaban dos canciones. Tras terminar, los aplausos correspondientes hacia el público y vuelta al asiento para interpretar Y sin embargo. Entonces sí, dando por terminada la experiencia del más exquisito vino + música, nos sorprende al no soltar la guitarra para regalarnos Princesa. Como suele ocurrir, es en la última canción cuando la gente más se anima, levantándose, bailando, cantando y aplaudiendo.
Mientras hacemos nuestras compras en la tienda de la bodega, Pancho se deja ver, mientras charla, firma y se fotografía con sus fans.
Tip: recomendamos el Vino Dulce de Cepa Bosquet, se puede pedir online.
SETLIST
Más de cien mentiras
Ahora que…
La canción de las noches perdidas
Quién me ha robado el mes de abril
Ruido
Pongamos que hablo de Madrid
No me importa nada
Peces de ciudad
Contigo
Y sin embargo
Princesa
Aquí podéis ver la fotogalería, con fotos de @othersights