A las 21:45 de la noche del sábado, en la plaza de toros de Alicante, una proyección de televisores antiguos empieza a mostrar imágenes de películas, anuncios y videoclips de los años 80. Contenido diseñado específicamente para trasladar a un público de cierta edad a su época de juventud. Mientras, iba pasando una cuenta atrás de 10 minutos que terminaría con la espectacular aparición de Ana Torroja llevando una capa negra con capucha entre su banda, toda vestida de blanco. La iluminación era perfecta para hacer de la entrada un momento épico.
Todos a sus puestos, Ana se quita la capa para quedar a tono con la vestimenta del resto y empieza a sonar El cine, de Mecano. De fondo, montajes visuales proyectados que se irían adaptando a cada tema. Luego, enganchan con Ay qué pesado y las clásicas Me colé en una fiesta y Hoy no me puedo levantar, canciones en las que la gente baila en sus asientos, canta y aplaude.
La cantante dice estar muy feliz de volver a Alicante después de tanto tiempo, y agradece al público, al festival y a los organizadores. Nos anima a bailar sentados, con los pies y las manos, y, sobre todo, con el corazón y el alma.
A contratiempo es la primera canción que interpreta que forma parte del repertorio de su carrera en solitario, a la vez que es la primera en la que no se ejecuta una cuidada coreografía.
Al poco de empezar con Ya no te quiero, tiene que parar la actuación porque el humo le secaba la garganta. Aprovecha para pedir que echen menos y beber agua. Vuelven a tocarla desde el principio.
Con un perfecto montaje visual, canta Corazones, canción compuesta a dúo con Miguel Bosé para la gira conjunta “Girados”, de 1999.
Tras su parte en Veinte mariposas, Ana nos manda un mensaje: “que nunca nos quiten los sueños”, y se marcha dejando el protagonismo al resto de la banda, que hace una pequeña pausa al acabar.
Al salir de nuevo al escenario, Torroja se sienta para cantarnos Cruz de navajas y llevarse, nuevamente, el reconocimiento del público.
Para presentar la siguiente canción, alaga el trabajo de su autor, Leonel García, ya que “le ayudó a aceptar, entender y querer lo que es”. El tema en cuestión fue Soy. Después, El 7 de septiembre, tema tras el que pide un poco más de humo, que se había reducido hasta perder el efecto. En Los amantes, Ana va dejando espacios al cantar para que sea el público quien los rellene: responden y no paran de moverse y bailar en sus sitios.
Nada más empezar los primeros acordes de la canción Sonrisa, la gente enloquece. La actuación deja mucho baile y saltos, y termina obteniendo la mayor ovación de la noche, pero solo hasta el siguiente tema.
Hablando con el corazón, empieza a reflexionar sobre cómo no todos salimos de todas, cómo hay gente con ganas de vivir y con libertad de amar que se queda en el camino. Y a toda esa gente la ha querido llamar Samuel. Por los que sufren el odio y la homofobia, Mujer contra mujer. Los asistentes enmudecen ante la interpretación.
Tocan Tú, y luego presentan un par de temas de su álbum Mil razones, estrenado en julio de este año: Antes y Llama.
Continúan con La fuerza del destino y Un año más. Todo el mundo baila, incluso niños que no han vivido el fenómeno Mecano. Al acabar lanzan confeti al aire creando una impresionante explosión de colores mientras salen del escenario.
Antes de que vuelvan, el público se encarga de llenar unos globos amarillos repartidos y los ilumina con las linternas de sus smartphones. Cuando la banda aparece de nuevo, interpreta Hijo de la Luna mientras se mece un campo de globos iluminados que termina volando por encima de las cabezas en el turno de Ya fue.
Ana Torroja presenta a Óscar Ferrer, de Varry Brava, con quien canta a duo Hora y cuarto, resultando una colaboración muy bien recibida. Recuperando otro dueto, interpreta junto a su teclista la canción publicada en el disco Mundo Lite, de 2004, del músico Aleks Syntek, Duele el amor.
Empieza a despedirse y tocan Barco a Venus, que termina con la presentación de la banda y un nuevo agradecimiento a los asistentes.
Entonces se queda sola Ana, que invita al público a pedirle sus canciones favoritas para cantarles un trocito. Aquí, a capela, canta sin problemas Mes prières (del disco Ana Torroja, grabado en francés en 2001), No es serio este cementerio, Maquillaje, Hawaii-Bombay, No me canso (bonus track de la versión española del disco recopilatorio Esencial, escrita por Carlos Chaouen) y una de las que no podía faltar, Aire.
La banda regresa y a modo de despedida tocan Me cuesta tanto olvidarte para acabar. La gente se levanta de sus asientos para despedirlos. Tras dos horas y diez minutos, el concierto se da por finalizado. En él, los sonidos más graves del bajo y la batería estaban muy subidos, transmitiéndole el ritmo al cuerpo. Eso y una buena ración de nostalgia fue lo que nos llevamos.
Podéis ver más fotos de nuestra fotógrafa @miriamgilalbert del concierto en la siguiente galería: