Soy de quienes creen que los sorteos de entradas para conciertos y festivales no tocan nunca. Aun así, participo en cuantos puedo como quien compra el “Euromillones” cada lunes y se regodea solo pensando en cómo disfrutaría del premio. Sin embargo, como el millonario sorteo, las entradas le tocan a alguien y, esta vez, la suerte estuvo de mi lado. Gracias a ello y, aunque las entradas llevaban días agotadas, pude escuchar en directo en la Sala Moon (Valencia) a Carolina Durante – uno de mis grupos favoritos en la actualidad – y a Medalla – un inesperado descubrimiento que por seguro marcará mi año musicalmente hablando.
Joder, no sé
En lo estrictamente musical, Carolina Durante suena en directo de manera muy similar a como lo hace en sus grabaciones de estudio. Nada de florituras extracurriculares, nada de alargar canciones jugando con el público o con solos e improvisaciones infinitas que tampoco se echan en falta.
En cuanto a la puesta en escena, contrasta notoriamente el movimiento frenético e impulsivo por todo el escenario de Diego (voz) con la aparente pasividad de Mario (guitarra). El resto del grupo (Martín, bajo y Juan, batería) tampoco destaca demasiado en una coreografía casi exclusiva del cantante.
No tan jóvenes
Un último detalle muy llamativo es el variado público que arrastra este grupo. Si bien las generaciones Z e Y eran predominantes, no faltaban espectadores de la generación X e incluso algún babyboomer. Y es que este grupo ha sabido aglutinar en sus originales temáticas a personas aparentemente muy diferentes, gustando incluso entre los “cayetanos” o los amantes del fútbol que ellos mismos parodian. Todos responden con voces, palmas, pogos o lluvias de cerveza en el momento oportuno, de forma improvisada pero como si estuviese ensayado.
El contrapunto negativo lo puso un “puto nota” – en palabras del cantante – que agredió a una chica y otras personas de su alrededor y, por ello, fue expulsado de la sala. Este hecho no tardó en hacerse eco en Twitter y otros medios digitales, llegando incluso a las redes sociales de Irene Montero, ministra de igualdad.
Medalla para Medalla
Aunque el grupo catalán actuó como telonero, voy a permitirme la licencia de no hablar en orden cronológico, ya que me sorprendieron con un estilo muy llamativo.
Aparentemente inclasificables, a mis ojos – valga la sinestesia – suenan a rock con tintes de indie, heavy y psicodelia. A este cóctel se suman unas letras reivindicativas, potentes y llamativas, con versos como “hacienda somos todos” que aún suenan en mi cabeza. Al escucharlos en casa, sí noté – como no me ocurrió con Carolina – un sonido bastante diferente al del directo, donde ganan fuerza y color.
Para acabar, una recomendación: participad en los sorteos, os pueden regalar veladas inolvidables. Bueno, mejor no. Ya participo yo.
Daniel Díaz Lajara