Las versiones tienen sus amantes y sus detractores y, para desgracia de los segundos y alegría de los primeros, son parte importante de la música popular.
There is only one religion, though there are a hundred versions of it.
G. Bernard Shaw
Un poco de historia
Las covers no son un invento de nuestros tiempos. Hace siglos no existía otra forma de propagación de la música que el “boca a oreja”. Los juglares reinterpretaban (y malinterpretaban, como si de un teléfono roto se tratase) obras escuchadas aquí y allá. Por aquel entonces no existían los discos, ni mucho menos las plataformas de streaming, por lo que, en cierto modo, cada escucha era una cover de la composición original.
¿Qué son?
Las versiones, covers o cover vesions son reinterpretaciones declaradas de canciones ya existentes, modificando partes de la letra, el ritmo, la melodía o, para los más valientes, la armonía. No subrayo por casualidad la palabra “declaradas”: el hecho que diferencia a estas obras de los plagios es que estas son copias transparentes e intencionadas, sin tapujos. El plagio, por el contrario, consiste en presentar una composición ajena como si fuera nuestra, mientras que la cover reconoce plenamente al autor original.
¿Versiones? ¿Para qué?
Del lado del oyente, todo ventajas. Estas interpretaciones son, en ocasiones, el calzador que necesitamos para introducirnos en géneros que no soportamos. Algunos odian el Rock pero mueven el esqueleto animosamente con esa versión Latin Soul de ‘Smells Like Teen Spirit’ que escucharon en una playlist para cocinar.
Del lado de los artistas emergentes, estos temas han de ser tratados con cuidado, pues son un pacto de éxito con el diablo: si bien es cierto que versionar (correctamente, claro) una canción ampliamente extendida en la cultura popular es casi garantía de éxito, también puede ser la senda hacia el club de los llamados one-hit wonders. Por otra parte, otros músicos ya reconocidos e incluso encumbrados recurren a este medio para regocijarse con algún clásico que soñarían haber compuesto, con mejores o peores consecuencias. Algunos ejemplos son Raphael (y otros 10.000 artistas) con el My Way o Pitingo, quien también tiene una versión de ‘Smells Like Teen Spirit‘ que se comenta sola.
Los límites de las versiones
¿Se puede hacer una versión urbana del Muelle de San Blas de Maná? ¿Alguien se atrevería a convertir ‘Flying Free’ de Pont Aeri en una canción con aire acústico y folk? La respuesta a ambas preguntas es SÍ, aunque me reservo estos y otros ejemplos para el próximo artículo.