Es noviembre y cae la noche en el barrio de Benalúa. Dan las 18:30 horas cuando las puertas del Taller Tumbao se abren para dar comienzo a los ensayos. Solo queda una hora para arrancar con #Coñonudo!. “No conocía yo esto y mira que viví en este barrio durante años”, le expliqué a los representantes de esta asociación y dueños de este bajo, ubicado en Arquitecto Guardiola, que sirve como caldero para mezclar todas las artes en un tiempo marcado por la incertidumbre vital y, sobre todo, cultural.
No pasan ni dos minutos, cuando aterriza Yaike junto a Neim en este espacio. Su flequillo y su chaqueta, además de la mascarilla con su logo plasmado, sirven para decir “sí, es ella” y mantener un primer acercamiento en persona, pero con las distancia marcada, pues fueron muchas las semanas de charlas telefónicas y virtuales a través de Instagram y WhatsApp para organizar esta “movida”, así llamábamos a este grito de guerra organizado en conjunto por Música Zero, el Consell de la Joventut d’Alacant y Aripi, junto a Yaike, para acabar de una vez con la violencia que asola a las mujeres de todo el mundo. Sobre todo, para poner en valor que la juventud no es pasiva y está harta de vivir y hacerse eco de todas estas situaciones. Ya basta.
Mientras Yaike y Neim comenzaron a explicar su repertorio y, por ende, con las pruebas de sonido, llegó Cata Iliescu, presidenta de Aripi, profesora de Traducción de la Universidad de Alicante y en pocas semanas la nueva vicerrectora de Cultura de esta institución. Como una vez me dijeron, “Cata es la sonrisa” de allá donde va, y qué cierto es, pues su pasión, esfuerzo, amor e ilusión por la cultura ayudaron a hacer de #Coñonudo! ya no solo un concierto, si no un recital para todos los oídos. Junto a Cata llegaron Sara, Sergio, Alex, Roberto y Ana María, estudiantes y profesoras de la UA, quienes se sumaron al buen tesón de Cata por ofrecer un recital que fuera capaz de traspasar fronteras y crear, de este modo, un mensaje global para todas las mujeres. Un mensaje que fuera capaz de decirles que no están solas, que denuncien las injusticias, que aquí tienen una nueva hermana para apoyarlas en todos sus pasos y decisiones. Un mensaje de esperanza, de que la juventud quiere acabar con esto, de que el futuro es feminista.