Cuando llegué a Taller Tumbao, junto a la fotográfa que formaba parte del equipo de MúsicaZero, me acordé de lo mucho que me gusta cubrir conciertos en petit comité. El lugar, con Pedro Chillón y Arturo Pueyo ensayando al fondo, en un encantador escenario pequeñito y un mar de sillas dispersas, anunciaba lo acogedor que resultaría el concierto, de estos que permiten no perderte ni un solo detalle de la actuación. Un lugar para degustar una magnífica noche cargada de arte y cultura en Alicante.
Sinceramente, yo ya conocía a Mundo Chillón y la mayoría de sus canciones de los tres discos que tienen, De Madrid al Suelo, Qué bonito es ser un Loser y el reciente Pobre triunfador sonaban en mi modo aleatorio de Spotify de vez en cuando, cuyas letras te hace dejar de un lado lo que estás haciendo para prestarle más atención, por su carácter llamativo y original.
Pero, para no ir más por las ramas, contaré lo que ocurrió en el concierto, como he comentado, acogedor e íntimo. Pedro Chillón, comenzó con ‘Al salir de clase 1960‘ y desde ese momento, hizo una recopilación en directo de los temas que han formado parte de su trayectoria, como ‘El amor en tiempos de ébola’, ‘Consejos vendo’, ‘Braguitas asesinas’, ‘El pájaro carpintero’, ‘La venganza del frutero‘ o ‘Las cosas que nunca te dije‘. Tampoco faltaron temas de su nuevo álbum, como ‘Pobre triunfador‘ o ‘Se hizo del PP’. Grandiosa metamorfosis.
Me gustaría decir, en este punto, que, por respeto, los móviles deberían estar apagados o fuera de uso cuando unos artistas están actuando, pero, en este caso, no hacía falta ni decirlo, Mundo Chillón atrapa, hace que no quieras hacer otra cosa que estar analizando cada una de sus letras, con un clarinete y voz en directo que son muy recomendables disfrutar con todos los sentidos. A veces, me molestaba un poco incluso coger mi teléfono para anotar algunos apuntes. Creo que esta es la clave para diferenciar un buen directo.
La actuación también estuvo cargada de comentarios previos a los temas, de toques de humor ante un «tribunal de oposiciones con mascarilla«. De consejos sobre peinados y bigotes, de conversaciones y canciones propias de una escena de La Colmena. Y de cercanía, de mucha cercanía, hasta el punto de que permitieran que el público eligiera libremente algunos temas que querían escuchar, para que nadie se quedara con las ganas.
Gracias Pedro Chillón y Arturo Pueyo por demostrarnos lo artistas que sois. Esperamos que, en otro momento donde podáis ver nuestras sonrisas y el ambiente acogedor de las noches de Alicante, sin COVID-19, volváis. Os esperaremos y volveremos a reseñaros con muchas ganas.