No puedo evitar retratar aquello que me emociona, como en un impulso por inmortalizarlo para siempre. Con la música es diferente, quiero que fluya y me haga vibrar para después volver a empezar de nuevo. Sí, soy de las que escuchan canciones en bucle y no descansa hasta conseguir la fotografía perfecta. Y de las que piensan que la música en vivo es el perfecto romance entre la luz, el ritmo y la emociones.