La peña que venga a vernos que se prepare
Gringo
La kinkidelia de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba estará en Alicante el sábado 22 en el SIM festival.
A poco de dar por terminada la gira de su segundo álbum: Hilo negro, tendremos la oportunidad de ver el «avión de combate» que son ahora mismo sobre el escenario. Por este motivo, hemos querido hablar con Gringo, uno de sus guitarristas, sobre la marcha del grupo y lo que nos espera este sábado.
Las entradas para el festival continúan a la venta en https://shiroten.es/sim-festival-stage-confetti/
Debajo del siguiente video podéis leer la transcripción:
Pregunta – ¿Qué es para ti la kinkidelia? ¿De dónde surge el término?
Respuesta – La kinkidelia es un término que acuñamos al principio, cuando la banda arrancó. Todo viene a raíz del local de ensayo. Cuando nosotros empezamos a escuchar nuestras canciones, de repente nos damos cuenta que ahí había manteca. La movida tenía mandanga. Ahí empezamos a gestionar la idea de presentarnos a la sociedad de una manera, como decimos nosotros: “vamos a jugárnoslo todo al 17 negro”. Arrancamos con un nombre largo, que era Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, que atrapa tu atención para bien o para mal. Nos pusimos unos motes, como siempre se ha hecho en la industria de la música. Como yo siempre digo: “Bob Dylan, no se llama Bob Dylan”. La kinkidelia viene de esta mezcolanza, cuando empezamos a decirnos a nosotros mismos: “hostia esto es muy salvaje, muy cafre, esto es muy kinki” y empezamos a darle vueltas a la idea y salió esta palabra. A partir de ahí creamos nuestro propio estilo de música, donde confluyen un montón de géneros. Era llamarlo kinkidelia o potaje. Es una especie de guiso con un montón de ingredientes en un caldero: flamenco, psicodelia, jazz, etc. En vez de salir al mercado como una banda de rock progresivo o rock andaluz, con el que no nos identificamos del todo, nosotros hacemos nuestra historia. Nos da mucha libertad, somos lo creadores, nadie nos puede decir que no hacemos kinkidelia.
P – ¿No os dio un poco de vértigo al principio lanzar un nuevo estilo musical y, más, acompañado de un nombre que la gente no es capaz de recordar? ¿Cómo pensabais que esto se iba a acoger?
R – Honestamente, cuando la banda arrancó había muy pocas pretensiones de que la banda la escuchara nadie. Cuando nos juntamos al principio llevamos varias bandas a la vez. Nosotros nos juntábamos los viernes por la tarde y casi era un desfogue de lo que no hacíamos en las otras bandas. Y poco a poco la gente ha reaccionado mucho mejor de lo que esperábamos. Si es cierto que, al principio, antes del primer concierto ya notábamos un cierto runrún de que la gente, sobre todo en Sevilla, hablaba de que la banda iba a estar guay. Pero ni de lejos lo que guay que está yendo. Nosotros estamos alucinando. Hemos cruzado el charco 3 veces, llevamos rodando el disco 2 años. Alucinante el recibimiento de la gente e inesperado, totalmente.
P – ¿Cómo os sentir estando en la lista de los más vendidos cuando el resto de artistas no tiene nada que ver con vosotros?
R – Cuando sacamos Hilo Negro estuvimos en el número 1, por encima de Melendi, lo cual nos dio mucha satisfacción. Siempre decimos que somos una anomalía en el sistema. Una banda como nosotros que funcione, teniendo en cuenta cómo está el panorama, que los gustos de la gente están puestos en otros lugares, es una anomalía. Además, con un disco que no tiene estribillos. Matrix se está rompiendo. También es cierto que había un grupo de gente demandándolo. Está guay tener diversidad. Para mi la música es cuestión de emociones, yo no escucho la misma música todos los días, ni el mismo ritmo. Depende de cómo emocionalmente yo me encuentre, me pongo un tipo de música u otra. Y que las bandas existen, no solo cantantes. Si sirve que nosotros hayamos salido al mercado para que otras bandas que se lo están currando, se motiven, eso es muy guapo. Nosotros hemos hecho eso, picar piedra y crecer poco a poco.
P – ¿Han cambiado vuestras influencias musicales iniciales? ¿Qué escucháis ahora? ¿Hay una evolución?
R – Estamos en el mismo rollo. Nosotros tenemos una base muy rockera, setentera y psicodélica, pero no estamos cerrados a ningún estilo. Y ahora mismo, escuchamos de todo. Estamos muy puestos con los últimos lanzamientos de lo que nosotros pensamos que son contemporáneos a nosotros, como los King Gizzard, Tame Impala, Pond… Entendemos que estamos en el mismo rollo que ellos, pero en otros países, e intentamos entrar en la misma dimensión que ellos. Yo creo que irán apareciendo nuevas ideas. La base de creación de la banda no creo que cambie nunca. Somos animales de local de ensayo. Nos metemos en el local, aparece una idea y a partir de ahí desarrollamos. Esperamos que este disco traiga novedades. Nos gustaría ir creciendo personalmente, ir introduciendo vivencias e influencias no solo musicales e ir mutando a medida que avanzamos. No, simplemente, quedarnos con una fórmula que encaja.
P – ¿Cuáles son las perspectivas de la banda? ¿Qué os gustaría que ocurriera en el futuro?
R – Nosotros tenemos la fantasía de ser ese típico grupo pesao que ya son unos señores mayores con canas, que da entre cariño y grimilla, no sé, pero nosotros queremos estar en el escenario. Ahora mismo viene un mago de los deseos y nos dice: que preferís, un cheque de dinero infinito o estar girando el resto de vuestra vida, todos vamos a elegir estar girando. Para qué queremos el puto dinero si lo que nosotros queremos es partirnos la cabeza en el local, componer, grabar. La furgoneta es un sitio muy duro pero es lo que nos mola. Es agotador pero muy reconfortante.
P – Acabáis de estar en San Francisco y Los Ángeles ¿Qué tal la experiencia?
R – Muy bien. Cuando tenemos un público que no entiende las letras, funciona muy guay. Es muy guay verlos con la boca abierta, flipan mucho. Se dejan llevar y entran en esa dimensión que hemos tenido aquí en España con la música anglosajona. Yo con 14 años no sabía que decían, pero me dejaba llevar por la magia, el misterio y me imaginaba de alguna forma lo que decían.
P – ¿Hay algún mensaje oculto en vuestras canciones?
R – Sí son todo mensajes annunakis (risas). No, de las letras se encarga Miguelito aunque a veces aportamos el resto en mayor o menor medida. Nosotros componemos lo que es la música, incluido la melodía de voz como un instrumento más, como si fuera una línea de bajo, una línea de guitarra o una de teclado. Y después Dandy Piranha se mete en la cueva y va construyendo poco a poco los textos, nos los va mostrando y entonces ahí es cuando nosotros vamos diciendo “¡hostia, esto está guapísimo!” o “mírate esto a ver si puedes encontrar otro verso que funcione mejor”.
Entonces, desde el principio, nosotros consideramos que las letras tenían que salirse, también, un poco de la dinámica, lo que hemos hablado antes, de todo lo que ya había. Nosotros de alguna manera estamos intentando no inventar la Coca-Cola, porque ya está inventada, pero estamos intentando que te sepa diferente a todos los niveles. Y uno de esos niveles son las letras.
Las letras, de entrada, son muy poéticas, son metafóricas, son letras que suelen acompañar el viaje que la música te otorga. Salvo Porselana teeth que sí tiene un mensaje un poco más cerrado, son letras más evanescentes, que te abren imágenes en tu cabeza que, acompañadas con la música te ayuden al viaje y que tú encuentres tu propio significado. A día de hoy nos parece mucho más interesante dejarte una puerta abierta y que tú termines de interpretar la letra; hacer partícipe al oyente de la obra.
P – Porselana teeth es quizás la canción más kinki de todas las que tenéis, y puede ser que tenga un mensaje más cerrado. En esa ¿participasteis todos más?
R – Recuerdo que Dandy trajo una primera versión de la letra que era bastante evidente todo, bastante más evidente de lo que es ahora. Y, como si fuera el colegio, se le dijo: “llévatelo pa casa y tráelo mejor”. Y trabajó en versos más metafóricos donde, aunque se podía entender lo que estaba pasando, no era tan evidente. Es lo que te decía antes, cuando cristalizas demasiado el mensaje de la letra, también la música está más cerrada de significado.
Nosotros, de alguna manera, lo que pretendemos hacer con cada canción es el Wish you were here de Pink Floyd. O esos discos que te pones los cascos, cierras los ojos y durante 40 o 50 minutos, lo que dure el disco, tú solamente escuchas la música y viajas a donde la música te lleve. La letra ayuda mucho a eso, y cuando está cerrada, el viaje es menos dinámico.
P – En el grupo, ¿quién es el más quisquilloso a la hora de componer?
R – Nos vamos dejando llevar por una vibración común. Hay peleas, evidentemente, para llegar al sitio, porque intentamos llevar la mejor idea al máximo punto posible. Pero no hay de repente un sargento o un profesor. Vamos fluyendo, intentando encontrar el acuerdo entre todos, que todos estemos a gusto con la canción. Muchas veces es la propia canción la que te está diciendo lo que no funciona o lo que funciona. Simplemente la escuchas y dices “esto está guapísimo, ni lo toques”. Y es una cosa en la que todos estamos en la vibra, o uno no lo está pero pasan dos semanas y entra en la vibra. Funcionamos un poco así, como una especie de comuna hippie.
P – ¿Hay alguna canción que, de tanto tocarla, les estéis cogiendo algo de manía en los directos?
R – ¡Que va tio! Y mira que llevamos muchos conciertos, pero que va. En directo puede que llevemos mas de 100 conciertos ya de Hilo negro. Entonces claro, las canciones las tenemos muy metidas dentro; yo no tengo que pensar dónde tengo que poner los dedos ni dónde estoy. Yo sé todo el rato donde estoy porque las he hecho tantas veces… Y al hacerlas tantas veces se produce una cosa muy bonita que es que disfrutas mucho de tocar esas canciones en directo. Y a día de hoy todavía no sentimos: “¡buff, tocar esta canción otra vez!”, ¡qué va! Claro, como tenemos también el repertorio organizado de forma que una canción te va llevando a la otra, y vamos llevando una curvita, es una cosa tanto para la gente como para nosotros. Nosotros no arrancamos igual el concierto que cuando llevamos 4 canciones, que cuando llevamos 6. Entonces estamos muy gusto ahora mismo con todo el repertorio.
P – ¿Preferís un festival en el que tocáis 50 minutos o en el que estáis hora y media?
R – Pues la verdad es que, como te decía antes, como somos animales de escenario, nos molan las dos cosas. Porque, de repente, ir a un festival donde tocas 40, 45 o 50 minutos -que vale, a lo mejor el 100% del público que te está viendo no te está prestando atención al 100- pero es una actividad bastante guay porque tocas de repente delante de gente que no te conoce. La gente que te conoce muchas veces lo disfruta más porque, a lo mejor, se ha tomado una cerveza de más. Coincides con otras bandas que, por geografía, muchas veces es difícil de coincidir, y terminas encontrando a gente que es muy común a ti, terminas haciendo unos colegas muy guays. Colegas que tenemos de otros grupos es de que hemos coincidido con ellos. Entonces, lo de los festivales están muy guays por eso.
Después, las salas tienen otro encanto también, diferente. Que el público ese día se ha estado duchando con tu disco y llega calentito. Incluso se ha hecho una medio botellona y en el coche ha sonado el disco y tal… cuando arranca el concierto aquello tiene una caldera diferente, una emoción diferente. Pero nos gustan las dos cosas. A nivel disfrutable, quizás las salas sean un poco más reconfortante por eso, porque, de alguna manera, sientes que tocas en casa y el público viene al salón de tu casa y tú te pones ahí a tocarle la guitarra y lo pasáis muy bien. Entonces tiene eso momento de estar más a gusto.
P – Y ¿alguna canción que no vayáis a quitar nunca porque es la que os gusta tocar?
R – Pues no sé tío. Ahora mismo hay muchas que nos gustan mucho. Por ejemplo, Gitana. Fue la primera canción que se compuso para Hilo negro, y se compuso mientras estábamos girando el primer disco, y la empezamos a soltar en directo a ver que feeling había. Es una canción que hemos tocado un montón de veces pero siempre es mágica porque arrancamos con una tensión muy lenta, aquello va creciendo y después todo rompe, y es muy emocionante de tocar. Porselana teeth también es emocionante de tocar. El New Gizz, con el cual arrancamos el bolo, el Aliento, que cuando llega el Aliento la caldera está ya muy calentita y se disfruta un montón. Ahora mismo no tenemos una que no nos guste, ni tampoco, a nivel de banda, tenemos una que sea “ostras, ésta”.
P – Habéis tocado en un montón de sitios. ¿Guardas algún recuerdo especial de algún concierto?
R – Me vienen dos rápido a la cabeza. Muchas veces, cuando vas a festivales y tal, te pasa igual que con las ciudades, que no las ves. Aunque coincidas con las bandas no las puedes ver porque te pilla de prueba de sonido, descargando, lo que sea. Y en Oporto, que tocamos en el Primavera Oporto, coincidimos con Nick Cave y vimos su concierto, y eso fue una monstruosidad. Creo que no he visto un concierto más tocho en mi vida. O sea, aquello fue un espectáculo, a muchos niveles, muy grande.
Y después de tocar, cuando hicimos La Riviera en Madrid, aquello fue una locura. Cuando nosotros salimos al escenario con la intro, es lo que estábamos hablando antes, había 1200 personas que ese día se habían duchado con nosotros, se lo habían puesto en el coche, se habían tomado 3 cervezas y le habían dado una calada a un cigarro, y aquello estaba, desde el minuto cero… Fue increíble, fue impresionante. Y yo, a nivel personal, es un recuerdo muy tocho, porque yo nunca había tenido una sala así. Fue salir y solo había cabezas por todas partes y a tope desde el principio. Nosotros siempre decimos que a poco que nos toquen las palmas, nos ponemos a bailar, y ese concierto fue brutal, fue brutal.
P – ¿Tenéis algún tipo de manía o ritual antes de salir al escenario?
R – Solemos hacer nuestros calentamientos y estas movidas antes de salir. Nuestro concierto tiene un componente bastante físico, no es simplemente salir a tocar. Nosotros, muchas veces, cuando vemos bandas que están tocando y no sudan, es como: je, je, je. O sea, nosotros acabamos completamente empapados, a veces con agujetas, con el cuello dislocado porque moviste el cuello de un manera más salvaje de la cuenta… Entonces solemos calentar para no tener desgracias después. Sobre todo Dandy, la voz se tira como una hora calentando antes del show para que el instrumento esté impecable como suele estar.
Y después siempre solemos hacer nuestro saludo, que es el “sua”, que ya mucha gente que conoce la banda lo habrá visto más de una vez: justo antes de salir, juntamos las manitas como si fuéramos un equipo de rugby y hacemos nuestro grito de guerra, y al escenario.
P – Ahora tenéis el final de la gira en Sudamérica, volvéis a España, y termináis en enero, ¿verdad?
R – Sí, salimos a hacer una mini-gira por Buenos Aires y Chile, y después volvemos a España a acabar la maravillosa, que tanto nos está dando, gira de Hilo negro. Nuestra pretensión es pasadlo muy bien en este fin de gira, que la gente lo pase muy bien. Y llevarnos toda esa energía al local de ensayo e ir matando poco a poco las canciones y gestionando lo que será el tercer disco de la banda.
P – ¿Tenéis algo preparado ya?
R – Tenemos una idea. Ahora mismo, porque también está siendo un año bastante ajetreado, porque parece que no, pero estamos tocando una barbaridad (que ojalá nunca pare) y los viajes a América, que son dos meses de preparativos… estamos tirando ideas, mirando una cosa, haciendo crecer algunas… pero todavía no tenemos claro, claro, para dónde vamos. Falta mucho trabajo todavía, estamos en esa fase primigenia de soltar ideas. Ya hemos hecho muchas sesiones de local con ideas nuevas, les hemos dado vueltas, tenemos varias piezas que ya están empezadas y están teniendo muy buen color. Pero lo que es, digamos, el alma del disco, no sabemos todavía si va a ser naranja, si va a ser rojo, azul, verde o amarillo.
P – ¿Algún mensaje para los que os van a ver este 22 de octubre en Alicante, o para los seguidores de Música Zero?
R – A los seguidores de Música Zero: que a la cultura hay que seguir dándole caña, hay que ir a ver los grupos. A los pequeños grupos, sobre todo, que empiezan. Y la peña que venga a vernos a Alicante: que se prepare, porque se va a tragar un show muy, muy, muy engrasado. Ahora mismo la banda es un Ferrari, un Lamborghini tuneado. Estamos ahora mismo que somos un avión de combate, que rompe el sonido.