Es algo que me pregunto como una tonta desde que conduzco, pero resulta que tiene su explicación. Curiosidad Nº2: Lo que no tiene explicación es por qué la gente se baja la mascarilla para escuchar mejor, pero eso entra dentro de otros capítulos de actualidad de la vida.
Bueno, total, que ahí vas tú, motivadísimo/a cantando a pleno pulmón, pero llegas a la zona de tu destino y empiezas a tantear el terreno para ver dónde vas a dejar el coche. Algo dentro de ti te susurra: “tengo que bajar el volumen de la música, que no voy a poder aparcar”. (¿¿perdón??) Tú intentas frenar el impulso porque te parece un insulto a tu inteligencia: «¿Es que no puedo hacer las dos cosas a la vez?«. Mi madre me decía siempre que conseguiría lo que me propusiese en la vida y la música no me va a impedir aparcar el coche. Pues sí, si que me lo impide. Al final mi mano va hacía la perilla del volumen. ¿Te pasa igual? No te sientas mal, no es una estupidez y es más habitual de lo que parece.
La música no te supone una distracción cuando estas realizando actividades que tienes bastante dominadas y las haces de forma automatizada, pero aparcar, queridos lectores, es un reto continuo cuando no tienes una plaza fija, al menos para mí. Aparcar, consume recursos que requieren parte de tu atención y tú, instintivamente, cancelas actividades que puedan consumir parte de esos recursos. En muchas ocasiones podrás hacer las dos cosas a la vez, pero en otras, necesitarás más atención en una de las acciones e ignorarás las que sean secundarias. Así que, si alguna vez te habías preguntado por qué bajabas el volumen, espero que este post te haya servido.
Aprovecho para deciros que mucho cuidado en la carretera, que la música no sea la causa de distracciones al volante.
¡Feliz semana!