Entrando en La Fica en mi primer concierto como miembro de prensa (en lo más recóndito de mi cabeza retumbaba…¡¡¡de prensa!!!), no paraba de pensar en las incontables ocasiones que he hecho ese mismo pasillo como un fan más, y esta vez no distaba mucho de las anteriores, la diferencia es que en esta ocasión tendría que contarle a alguien mi experiencia (por escrito).
Dentro del recinto no pude dejar de fijarme en la gran cantidad de niños que había pululando de un lado al otro totalmente ajenos a lo que se estaba preparando en el escenario Estrella Levante, y por un momento quise ser uno de ellos, abstraerme hasta el punto de no sentir ese nudo en la garganta previo a un espectáculo como el que se avecinaba.
En un majestuoso guiño al Duque blanco, el concierto empieza con un trepidante tema que nos arrastra a la estratosfera de la tierra para hacernos bailar, hablo de “La Increíble Historia del Hombre Que Podía Volar Pero No Sabía Cómo”. Con un inicio de esta envergadura comienza un “chute” de adrenalina que durará 2 horas.
Izal es dueño de un escenario rodeado de seis mil personas a quienes no les importa que sea jueves, que al día siguiente se trabaje, que el concierto acabe a las 5 de la mañana si al grupo le da la gana. Si con la primera canción había gente que aun no estaba entregada, cuando sonó “Copacabana” no había ni un alma que no estuviese bailando y disfrutando del viaje musical que los de Madrid ofrecían.
Sonidos conocidos, sonidos nuevos; un espectáculo de luces que no deja indiferente a nadie. Invitados de lujo que hacían el trabajo de Caronte durante la puesta en escena de estos madrileños, haciendo el viaje más ameno.
Tras 120’ de bailes interminables y un dolor de pies de los que dan gusto, acabaron cerrando el show como ellos saben hacerlo, poniendo a la gente a berrear al unísono su adoración por esa señora que ya es un icono en el panorama musical, me refiero a “La mujer de verde”.
¡Hasta la próxima!