Comenzaron de una manera espectacular y con una delicia de ritmo, hace años que no disfrutaba tanto con un concierto. Kaori salió al escenario y deslizó el cable de su micrófono por sus hombros y saludo a todos los espectadores. Ella se movía por la tarima como un ángel descalzo uniendo danza y voz, alma y hueso, arte y música, en total sintonía.
No he visto nunca nada similar en la percusión y creo que es lo que hace tan maravilloso este conjunto. El percusionista, Katchu, fue una de las grandes sorpresas en el escenario. No podía dejar ni un segundo de mirar el escenario. Lo disfruté muchísimo. La única palabra con las que puedo definirlos es magníficos. Jack nos regalo cuatro canciones tradicionales Japonés, con su Shamisen (instrumento tradicional japonés), mientras Shuji cantaba.
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Kaori volvió a salir al escenario cambiada de ropa. La música y la escenografía eran trepidantes. Hay una imagen que se quedará quemada a fuego en mi retina y fue cuando la vi subir sobre una cuerda invisible luchando por su vida, en una metáfora del renacer humano. Realizó su ya conocida actuación de la Danza de la katana y es que por algo la llaman Lady Samurai.
Cuando llegó la última canción, desde mis adentro deseaba que no fuera el final y para mi felicidad hicieron un bis. Han logrado algo que nunca pensé que volvería a pasar, volver a enamorarme de la música, una vez más. La mejor actuación en el salón del Manga que he visto y no creo que vuelva a ver nada mejor.