La buena música no se vende.
Sabes esa extraña sensación cuando te levantas por la mañana y sabes que todo es distinto. Pues yo no. Pero lo que sí sé es que me sorprendió mucho la entrada de los Milton. No voy a hablar de las canciones, porque, sinceramente, si no fuiste al concierto fue porque no tienes personalidad y estilo propio. La voz más sensualmente indirecta y sexual que he escuchado jamás, acompañaba a un violador conjunto de músicos que denotaban experiencia. Lo más cerca del cielo es un orgasmo y lo más cerca de un orgasmo esa noche fueron los Milton. «Nunca digas nunca» podría ser un buen título para explicar lo que sucedió en la «Sala 8 y medio». La razón es que nunca pensé encontrarme un grupo con ese estilo tan particular y tan maduro. Si fueran un vino serían un Grand Cru y si fueran comerciales serían el número 1. Ellos son los Milton y si llevan desde 1996 tocando, por algo será. Pero si no les conoces es porque ellos lo hacen por amor y no por venderse. Fueron breves, directos y brillantes. Tocaron 8 temas como 8 polvazos más un «bis». Uno detrás de otro. Para resumir, llegaron, tocaron y se los follaron a todos.
Setlist
- Instrumental
- Hypermetric
- Probablemente
- The time that it takes
- Flash Gordon
- Pensaba raro
- La verdad
- Harvest Spoon