«Querido hijo…»
Querido hijo, aún no te conozco… pero ya te tengo en mente. No tengo decidido tu nombre pero sí tengo decidido que intentaré hacer lo mejor para ti. Quiero dedicarte estas líneas y dejar claro que te quiero. Puede que nunca nos entendamos y que discutamos, pero es que te quiero. Que aunque aún no te conozco en cuerpo, sí te conozco en mi mente. No necesito que seas perfecto, solo necesito que recuerdes que la vida son dos días y estaré siempre que me necesites.
«Este viejoven tiene consejos para ti»
Primero quiero decirte que el amor viene y va, que vas a sufrir por ello y que si te duele es porque estás vivo. Mientras sigas vivo habrá esperanza. Recuerda que los momentos felices son escasos y los momentos malos pueden parecer eternos, pero realmente ni los felices son pasajeros, ni los malos duran toda una vida.
Lo segundo que quiero que sepas es que sentirás miedo y decepción, pero que sin esos dos sentimientos la vida no tendría sentido. Que hay veces que es imposible no hacer daño a la gente que quieres, pero siempre puedes elegir la manera de provocarlo. No te fíes de nadie y de todo el mundo al mismo tiempo, se critico contigo mismo y después podrás ser crítico con todo lo demás.
Por último, respeta a todas las personas independientemente de su condición sexual, credo, religión u orientación política, todos respiramos por igual y en la diversidad es donde se esconde la grandeza.
«Persigue tus sueños y no los míos»
Quiero que seas libre, pero no libre de tus sueños, quiero que los persigas y por muy inalcanzables que parezcan, luches por ellos. Es primordial que sepas que es más fácil cumplir tus sueños con el estómago lleno y un techo, no sé si te voy dejar de herencia riquezas o simplemente mis humildes consejos… pero lo que sí te dejo son estas líneas y una canción de Tracy Chapman, que se llama Fast Car. Y otra de Bad Bunny para que sepas lo que te viene por delante.
“Estos son mis principios. Si no le gustan… tengo otros”