Los años pasan corriendo como el aire entre las manos o como una lagrima en la lluvia. A pesar de todo dentro de la música hay cosas que no cambian tanto o mejor dicho hay cosas que espero que no cambien nunca. Yo soy de esa clase de personas que prefieren los vinilos a los CD, una copa de vino a un kalimotxo y una partida de ajedrez a un domino. Yo soy muy clásico y eso me gusta mucho.
El mayor error que puede hacer una música es versionar canciones de otros. Tengo mi propia teoría de que si algo no funciono con el original no lo intentes con la copia. Pero igualmente si fue un éxito el original porque arruinarlo haciendo una versión. Hace poco escuche por pura casualidad una versión de un cantante español del famoso tema de Edith Piaf “la vie en rose” y fue como si me golpearan los oídos con una piedra. Pero no creo que todas las versiones sean malas ni mucho menos, solo opino que hemos olvidado la esencia de lo que es original y lo que es copiar.
Los medios de comunicación nos saturan de información que nos dice como vestir, que comer y sobretodo que escuchar. Podríamos decir que quien controla los medios de comunicación, controla las mentes y por lo tanto nos venden ideas preconcebidas para controlar lo que consumimos. No creo que exista una libertad real porque siempre estaremos condicionados por nuestro entorno. ¿Cuántos anuncios has visto hoy por la calle? Algo no existe hasta que se publicita.
A mi forma de entender la música creo que hay excepciones en canciones y en géneros musicales que no me defraudan al consumir medio. Conozco rockeros de chupa de cuero y vaqueros rotos que en su intimidad escuchan a Alex Ubago como una quinceañera. Pero que importa el género mientras emocione. No creo en las diferencias sonoras y mucho menos en las diferencias musicales entre personas. Todos hemos bailado “Paquito el chocolatero” y el “Vals del obrero” sin distinción de sexo, raza o edad. Por eso me reafirmo diciendo: “Que importa el género mientras que emocione”.
Ahora mismo vivimos en un momento musical muy perverso donde unas grandes multinacionales de la música nos dicen lo que tenemos que escuchar mediante el marketing y la publicidad agresiva. Las cadenas de radio tienen grandes espacios musicales para fomentar y dar a conocer a los cuatro músicos de siempre. Muchos de esos “cantautores y músicos” nunca han estado en una tienda de música y muchos de ellos contratan a gente para que les compongan los temas.
Pero desde mi perspectiva creo que nunca un cantante podrá cantar sobre el amor hasta que no le han roto el corazón en un millar de trozos y han bailado sobre sus más puros sentimientos. Yo no digo que canten mal, solo digo que hasta que no pones tu corazón en lo que escribes no podrás hablar de ello.
En conclusión por lo general no me gustan las versiones. Una persona a la que tengo mucho aprecio me escribió diciendo que “Quien controla los medios de comunicación, controla las mentes.” y para bien o para mal son ciertas esas palabras.
Jim Morrison «Prohibido prohibir. La libertad comienza por una prohibición»